Circulación Cerebral y Edemas


Debido a la complejidad del sistema nervioso central, este requiere de un equilibrio entre todos los elementos que lo componen ya que un cambio en alguno de estos puede representar una seria amenaza para su correcto funcionamiento.



Uno de estos mecanismos de protección es la barrera hematoencefálica que se constituye en una compuerta que solo deja pasar los nutrientes y demás fluídos necesarios para el funcionamiento del cerebro. De igual forma posibilita que se mantenga un adecuado nivel de presión intracraneana.
De no existir la barrera hematoencefálica, el encéfalo estaría sometido a las continuas fluctuaciones en los niveles plasmáticos, algunos de los cuales inciden sobre el sistema nervioso central.


El espacio efectivo entre las uniones endoteliales permite un paso libre de iones a través de los mismos, restringiendo sin embargo el de las proteinas. El paso de determinadas sustancias a través de la BHE dependerá de su liposolubilidad. El agua atraviesa libremente la barrera.

La presión intracraneal tiene un componente vascular, representado por la sangre, distribuida en arterias, arteriolas, capilares y vénulas y el gran sistema venoso que sirve para irrigar la sangre. El volumen total de esta contenido en el cerebro es de aproximadamente 150 cc, pero varía ampliamente. Interviene en el mecanismo de autoregulación cerebral.

La barrera hematoencefálica se encuentra localizada en capilares, se ocupa del paso de sustancias mediante diversos mecanismos, entre los que se encuentran: carga eléctrica, liposolubilidad, tamaño molecular, disociación y afinidad a transporte activo.

Es en los capilares donde se produce un intercambio restrictivo de sustancias que circulan por el lecho vascular y el parénquima nervioso, y viceversa.

La barrera hematoencefálica no se encuentra presente en hipófisis, glándula pineal y área postrema.

Está compuesta de: pies de astrocitos, membrana basal, célula endotelial, hematíes, núcleos de células endoteliales, uniones estrechas interendoteliales.

Un edema cerebral es la acumulación anormal de fluído en el parénquima cerebral asociado a un aumento volumétrico del mismo, siendo este un desplazamiento de agua desde el espacio extracelular al espacio intracelular o un aumento del volumen intravascular, sin aumento del contenido tisular de agua.

Existen dos tipos bien diferenciados de edema: el ocasionado por lesiones vasculares y otros, en donde no existe paso del contraste intravascular al espacio intersticial. Por lo que en unos la BHE se encuentra alterada y en otros intacta.

Klatzo introdujo en los sesentas dos tipos fundamentales: citológico y vasogénico.

El edema citológico es fundamentalmente intracelular y esta relacionado con productos tóxicos que afectan al metabolismo de la célula nerviosa o ante eventos isquémicos o hipóxicos. La permeabilidad de la BHE queda preservada.

El edema vasogénico tiene una localización extracelular y aparece cuando existe una disrupción o un aumento anormal de la permeabilidad de la BHE, puede ser localizada como en el caso de los abscesos cerebrales, los tumores, las contusiones, etc., o generalizada al afectar gran parte o toda la microcirculación cerebral.

En la propagación del edema interviene la presión hidrostática a nivel capilar la cual depende directamente de la presión arterial media.

En épocas más recientes se han identificado otros tipos de edemas como el intersticial que aparece derivado de las hidrocefálias, el hidrostático debido a una descarga hidrostática del circuito capilar, el edema osmótico que aparece por la ingesta masiva de agua, entre otras condiciones. De igual forma hay que recordar que los edemas se pueden presentar en forma mixta.

El cuerpo dispone de diversos mecanismos para resolver un edema cerebral, normalmente son tres:

Por drenaje del líquido edematoso hacia el sistema ventricular.

Por fagocitósis por los astrocitos y/o neuronas.

Mediante el transporte de proteinas desde el espacio extracelular al espacio intravascular.

La reducción de la presión intracraneal facilita la resolución del edema, lo cual es importante ya que este causa alteraciones neurológicas y complica los efectos de otras lesiones como tumores abscesos, etc.

La presión intracraneal es el resultado de la relación dinámica entre el cráneo y su contenido el cual está constituido por el parénquima cerebral, volumen sanguíneo cerebral y el volumen del líquido cefaloraquídeo.

Existen mecanismos protectores del cerebro que regulan de forma limitada la presión intracraneal, uno de ellos es el la compensación automática al desviar el líquido cefaloraquídeo hacia el espacio subaracnoídeo e intrarraquídeo.

La hipertensión intracraneal es la elevación sostenida de la PIC por arriba de sus valores normales debido a la pérdida de sus mecanismos compensatorios o ruptura del equilibrio entre el cráneo y su contenido ocasionando de esta forma una lesión cerebral severa.

Entre los trastornos que producen hipertensión endocraneana tenemos:

Los debidos a un volumen cerebral aumentado como tumores abscesos, aneurismas, lesiones, paro cardiorespiratorio y encefalopatías metabólicas.

Los generados por un volumen sanguíneo aumentado como obstrucción del sistema venoso, hiperemia, hipercapnia y otros fenomenos que ocasionan un aumento del volumen sanguineo.

Los ocasionados por un aumento del líquido cefalorraquídeo. Como la producción aumentada, absorción disminuida u obstrucción del flujo.

Existen otros factores que ocasionan una elevación de la presión intracraneana entre los que encontramos: coma, anestesia, alergias, tos, trastornos emocionales, ruidos altos, etc.

En la fisiopatología de la hipertensión intracraneal el componente vascular se encuentra directamente implicado en el mantenimiento del flujo sanguíneo cerebral, este flujo no es uniforme en todo el cerebro, es cuatro veces mas alto en la sustancia gris que en la blanca.

También la concentración de oxigeno en la sangre disminuye conforme esta circula por el cerebro.

La glucosa es el único substrato energético que el cerebro utiliza, los acidos grasos no atraviesan la BHE.

Función de la viscosidad sanguínea.

Esta se eleva meduante una concentración alta de glóbulos rojos para de esta forma disminuir el flujo sanguíneo cerebral, y por el contrario, un hematrocito bajo disminuye la viscosidad sanguínea aumentando por tanto el FSC, lo anterior en condiciones normales ya que en un proceso como el de isquemia el aumento de la viscosidad sería contraproducente.

Otra lesión que potencialmente puede causar un daño irreversible al cerebro es la contusión cerebral, la cual es una afección traumática del cerebro que se produce cuando la cabeza golpea un objeto o un objeto en movimiento golpea la cabeza. Puede afectar temporalmente algunas funciones del cerebro, ocasionar dolores intensos, cambios en la lucidez o pérdida del conocimiento.

Puede ocasionar alteraciones en la capacidad para pensar, la coordinación y los reflejos, se puede diagnosticar mediante examen de las ondas cerebrales, tomografía computarizada y resonancia magnética.


De acuerdo con Prat (2013) existen dos objetivos por los cuales mediar la presión intracraneal: la indentificación de las tendencias de cambio de presión y sus respuestas a las medidas enfocadas a controlarla ya que el incremento de la PIC causa alteraciones entre los componentes intracraneales, por lo que se debe dar un seguimiento puntual del desarrollo de la misma.

El estudio de la función de la barrera intracraneal se ha desarrollado relativamente en forma reciente, se ha establecido que la BHE se encuentra presente en todos los mamíferos, desde su nacimiento. Se puede considerar a está como una serie de estructuras que se interponen entre el flujo sanguíneo capilar y las células del sistema nervioso central, con el objetivo de organizar y dejar pasar lo que el cerebro necesita o desecha.

Es importante conocer los indicios que señalan que existe un mal funcionamiento de esta barrera ya que una detección temprana de situaciones como edemas o abscesos puede significar mucho para la recuperación del individuo afectado.


Referencias.

Prat (2013) Artículo: Circulación Cerebral – Fisiopatología, consultado el 10 de Febrero de 2013 de http://centros.uv.es/web/departamentos/D40/data/informacion/E125/PDF931.pdf

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