Mindfulness, conciencia de los pensamientos y las emociones.


Cuando nuestra consciencia está poco enfocada, analizamos nuestras experiencias como un bloque sólido. Con la atención consciente estamos comenzando a desagregar todos los elementos que componen esa experiencia, permitiéndonos observar  y distinguir, las sensaciones, las emociones y los pensamientos.

Con la atención plena pretendemos observar nuestras emociones, sin identificarnos necesariamente con ellas y dejarnos arrastrar por la energía que tienen.

Debemos de ver los pensamientos hacia ellos, no desde ellos. Lo mismo podemos hacer con respecto a las emociones: "ver hacia las emociones, no desde ellas". Con una mirada autocompasiva podemos ver que hay una emoción de miedo o aflicción y que no necesariamente tenemos que teñir toda nuestra experiencia desde esa emoción.

Una buena estrategia para adquirir más conciencia puede ser acompañar con la respiración a la emoción, al pensamiento o a la sensación.

Las emociones son un mecanismo de supervivencia que reclama nuestra atención hacia algo que nuestra mente y cuerpo consideran de manera automática como lo más importante.

Se trata de ser consciente de tu experiencia momento a momento, incluyendo a las emociones, cualesquiera que sean.

Los Pensamientos NO son los Hechos

Podemos asomarnos a nuestros problemas con los ojos y con el corazón abiertos -con conciencia y compasión, y que realmente este proceso puede ofrecernos un alivio emocional.

El paso siguiente es transformar la experiencia primaria en aceptación. La aceptación, contrariamente a lo que comúnmente se cree no es una postura de resignación sino que toma una actitud activa que incluye aspectos como la curiosidad, la tolerancia, la buena disposición y la amistad. 

Una forma de aceptación es la autocompasión, que lejos de ser una actitud victimista y de pena hacia nuestra persona como culturalmente se entiende, reconoce que nuestra persona está experimentando una actitud de dolor, comenzamos a descubrir una simpatía por nosotros mismos. Empezamos a cuidar de nosotros mismos porque estamos sufriendo. Existe una distinción importante entre cuidar y curar. Curar es lo que tratamos de hacer cuando queremos resolver el problema. Cuidar es lo que podemos hacer cuando curar ha fracasado.

En la vida emocional, cuanto antes dejemos de luchar por arreglar las cosas, mejor. Paradogicamente, entonces, el cuidado lleva a la curación.

¿Cómo te tratas cuando se presentan situaciones incómodas de manera repentina?

¿Tiendes a ignorar tu incomodidad o sufrimiento, y te centras exclusivamente en el resultado y resolver el problema, o haces un alto para cuidarte y consolarte?

¿Tienes tendencia a dejarte llevar por las dificultades y a percibirlas peores de lo que son, o mantienes un punto de vista ecuánime?

Ser compasivo significa que reconocemos que alguien está en una situación dolorosa, significa que abandonamos nuestro miedo y nuestra resistencia a mirar a la persona y de esta manera fluye un sentimiento natural de amor y amabilidad hacia el ser que sufre. La autocompasion es simplemente darnos la misma amabilidad que ofreceríamos a los otros.



Entradas más populares de este blog

Ejemplo de Entrevista Psicológica

Aportaciones de Kant a la Psicología.

La Ética en Psicoterapia