teoría cognoscitiva.


La corriente cognoscitiva es al mismo tiempo el miembro más antiguo y el más joven de la comunidad psicológica, Woolfolk (2009). Es antiguo porque las polémicas sobre la naturaleza del conocimiento, del valor de la razón y los contenidos de la mente se remontan al menos hasta los antiguos filósofos griegos, el interés por los estudios cognoscitivos resurgió ante el estímulo de la investigación realizada durante la Segunda Guerra Mundial sobre el desarrollo de las destrezas humanas complejas, la revolución cibernética y los adelantos en la comprensión del lenguaje humano. Los psicólogos se interesaron por la forma en que las personas piensan, adquieren conceptos y resuelven problemas.

Para le perspectiva cognoscitiva se adquieren conocimientos, y son los cambios en éstos los que permiten las modificaciones de la conducta, creen que el reforzamiento es importante para el aprendizaje, ya que lo ven como una fuente de retroalimentación acerca de lo que probablemente ocurra de repetir las conductas, es decir, como fuente de información.

La postura cognoscitiva considera que el individuo aprende activamente, que inicia experiencias, busca información para resolver problemas y reorganiza lo que ya conoce para aumentar su comprensión. Los psicólogos cognoscitivistas estudian una amplia gama de situaciones de aprendizaje, y por su interés en las diferencias individuales y del desarrollo en la cognición no han buscado leyes generales del aprendizaje, lo que explica en parte que no haya solamente un modelo o teoría cognoscitiva del aprendizaje que represente a todo el campo.

Algunas diferencias en las habilidades metacognoscitivas son resultado del desarrollo. Al crecer, los niños pueden emplear estrategias y ejercer con más facilidad el control ejecutivo. Las habilidades metacognoscitivas empiezan a adquirirse entre los cinco y los siete años, y mejoran en la escuela. Aunque la memoria de trabajo de los niños pequeños es muy limitada, su capacidad mejora con la edad.

A medida que los niños crecen, adquieren mejores estrategias para recordar la información. Alrededor de los cinco o seis años, casi todos descubren de manera espontánea el repaso. Los niños pequeños tratan de simplificar la tarea ignorando información importante o saltando pasos para alcanzar la solución correcta. Ponen menos esfuerzo en la memoria. De acuerdo con algunos autores, esto explica la incapacidad de los pequeños para resolver el clásico problema piagetano de conservación.

Alrededor de los seis años, casi todos los niños descubren el valor de emplear estrategias de organización, y para los nueve o 10 las aplican espontáneamente. Así, dadas las siguientes palabras para aprender: sofá, naranja, rata, lámpara, pera, oveja, plátano, alfombra, piña, caballo, mesa, perro; un niño mayor y un adulto organizarían las palabras en tres listas cortas de muebles, frutas y animales.

Hasta los 10  u 11 años es que la memoria de trabajo de los menores se asemeja a la del adulto.

Etapas cognoscitivas (Piaget)

Sensoriomotriz (nacimiento hasta los 2 años). Gradualmente, el infante adquiere capacidad para organizar actividades en relación con el ambiente a través de la actividad sensorial y motora.

Preoperacional (2 a 7 años). El niño desarrolla un sistema representacional y emplea símbolos para representar a las personas, lugares y eventos; el lenguaje y el juego imaginativo son manifestaciones importantes de esta etapa, pero el pensamiento aún no es lógico.

Operaciones concretas (7 a 11). El niño puede resolver problemas de manera lógica concentrándose en el aquí y el ahora, pero no puede pensar de manera abstracta.

Operaciones formales (11 años a la adultez). La persona puede pensar de manera abstracta, manejar situaciones hipotéticas y pensar en posibles soluciones.




Referencia.

Woolfolk, A. (2009). Psicología Educativa. Séptima Edición. Edit. Pearson Educación. Recuperado el 29 de noviembre de 2015 del sitio: ULA Biblioteca Virtual Pearson.







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