Fortalezas de la edad adulta



Buenas noches profesora y compañeros.

Urrutia (2010) nos dice que los cambios en el desarrollo cognoscitivo y emocional a lo largo de toda la vida expresan la diversidad del carácter individual y el envejecimiento no escapa a esta condición. Cada persona como protagonista de su historia de vida, dispone de recursos con los cuales autodirige y participa en su propio desarrollo.  La hipótesis central de Cattel y Horn es que en el proceso de envejecimiento la inteligencia cristalizada, ligada a la acumulación de experiencias, puede notar un incremento, o por lo menos se mantendría, mientras que la inteligencia fluida tiende a declinar con el paso de los años, ya que la misma depende de la capacidad de evolucionar y adaptarse rápida y eficazmente a las situaciones nuevas. De este modo se explica que la memoria (en especial la de largo plazo) y el conocimiento experiencial se convierten en los principales recursos cognitivos a que apelan las personas a medida que envejecen para afrontar tareas que involucren sus capacidades intelectuales.

Se aprecia también una mayor autorregulación, la cual hace un llamado a la resiliencia como la capacidad de respuesta inherente al ser humano, a través de la cual se generan respuestas adaptativas frente a situaciones de crisis o de riesgo. Este concepto suele estar vinculado al autocontrol del adulto mayor en el sentido de saber afrontar y responder adecuadamente frente a los diversos problemas cotidianos y acontecimientos vitales a los que se ve expuesto. Además, la resiliencia tiene su vinculación con otras aristas de interés de la inteligencia emocional.

Papalia (2012) nos dice que en general, los adultos mayores sufren menos trastornos mentales, son más felices y se sienten más satisfechos con la vida que los adultos más jóvenes. Un estudio demostró que la felicidad suele ser alta aproximadamente a los 18 años, disminuye hasta que la gente alcanza los 50 años y luego tiende a aumentar de nuevo hasta los 85 años, momento en que alcanza niveles incluso más altos que en los años de adolescencia.

Las personas mayores necesitan estar preparadas para defender la calidad de sus vidas y para ello han de saber enfrentar nuevas y diversas situaciones. En esta tarea no sólo los rasgos personológicos juegan un papel primordial, sino también las capacidades emocionales del individuo que le permitan resolver diversos problemas cotidianos más allá de aquellos identificados por la lógica y la razón. Al respecto, la inteligencia emocional emerge como requisito esencial.


Que tengan un excelente fin de semana.

Referencias.

Urrutia, N. (2010). Una Vejez Emocionalmente Inteligente: Retos y Desafíos. XII Congreso EUMENET. Recuperado el 11 de diciembre de 2015 del sitio: www.eumed.net/rev/cccss/07/uavg.htm

Papalia, D. (2012). Desarrollo Humano, Duodécima Edición. McGraw Hill. Recuperado el 11 de diciembre de 2015 del sitio: ULA Biblioteca Virtual.

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