Anorexia Nerviosa. Causas y Aproximaciones Neuropsicológicas.

 

La Anorexia Nerviosa es un síndrome multifactorial que conjuga por un lado un problema de autoestima, en el que el individuo termina culpando a su físico por todo lo malo que le sucede, en especial, en el ámbito social, por lo que se presenta la esbeltez como opción, como una manera de lograr ser aceptado en el entorno social en que se convive.

Sin embargo es difícil creer que la explicación anteriormente descrita responda como causa única de la anorexia. Como todo síndrome implica una serie de cofactores como pueden ser:




La Probable implicación del denominado "Efecto García" o "sauce Bearnaise effect", en el que, una intoxicación al comer algo en descomposición o preparado inadecuadamente, desencadena una aversión alimentaria hacia una comida en particular. Sin embargo en el caso de la anorexia podría presentarse una intoxicación leve inicial que termina produciendo una aversión general que se extiende hacia todos los alimentos, ocasionada por el cofactor emocional que produce a nivel redes neuronales, un circuito que relaciona los alimentos como algo que hace daño, que genera dolor y enfermedad, provocando los consiguientes efectos como aversión, nausea, vómito y notables cambios en la conducta.

En el caso anterior podríamos estar hablando que, se presenta una desafortunada coincidencia que potencializa el "Efecto García" junto con predisposiciones genéticas y circunstancias adversas en el entorno familiar y social del afectado.

La Predisposición Genética. Un indicio de la probable participación genética se presenta con el hecho de que la anorexia nerviosa afecta en mucho mayor medida a mujeres que hombres.

Un historial de ansiedad, estrés y depresión. Esta claramente identificada la relación entre estos trastornos emocionales con la presencia de Anorexia Nerviosa que se dan en un marcado problema de identidad y valoración del afectado.

Un acontecimiento altamente emotivo, una pérdida irremediable, un accidente, un desastre o una crisis.

Ante todo, el entorno familiar y social del anoréxico debe de estar plenamente consciente que no estamos ante algo que sea producto de poses, revanchas, caprichos, modas o desplantes del individuo, ni tampoco de algo que es totalmente producto de la presión social, sino de un síndrome multifactorial que implica una serie de eventos, predisposiciones y circunstancias que se conjugan para producir esta enfermedad, tan fisiológica como sería la diabetes, hipertensión o la colitis crónica, por poner algunos ejemplos. Por tanto no es algo que se debe de enfrentar pasivamente esperando a que se supere espontáneamente, es necesario realizar un plan interdisciplinario en el que participen por lo menos un psiquiatra, para la intervención inmediata mediante medicamentos, y un psicólogo que establezca un programa de tratamiento a mediano plazo mediante una aproximación psicoterapéutica óptima.

Desde el punto de vista neuropsicológico es necesario ver a esta enfermedad como un fenómeno que altera drásticamente las redes neuronales dado el componente emocional implicado en el proceso, por tanto es necesario incorporar un proceso de reajuste cognitivo - conductual con un alto componente emotivo en grado positivo para reconformar las redes implicadas. Es de especial interés reconocer que estas terapias deben de iniciar cuando aún se encuentra el individuo utilizando medicamentos psicoactivos para que se establezca un estado default que se desee mantener una vez suspendido el tratamiento con drogas. 

Otro aspecto fundamental es la evaluación del ambiente del afectado y la reducción de la interacción social a niveles básicos a través de las herramientas de comunicación y de tecnologías de la información disponibles, sin llegar a ser demasiado restrictivos ya que esto podría traer consecuencias indeseables.

Evitar la revictimización: el anoréxico no está condenado a muerte o a tener un destino miserable. Ante todo es una persona que, por circunstancias prácticamente accidentales, y sin desearlo, sufre de este síndrome que afecta su voluntad entre otras cosas,  pero que con un adecuado tratamiento medico-psicológico podrá recuperarse y llevar una vida normal.






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