Técnica de Visualización Guiada para Reacondicionamiento Subliminal (Video Disponible)
Existen diversas formas de reprogramar el subconsciente, algunas son involuntarias y otras son intervenciones proactivas, la técnica que se describe a continuación forma parte del sistema de reacondicionamiento subconsciente de la Red de Profesionales en Bienestar Emocional.
Vamos a prácticar un ejercicio basado en la visualización guiada.
Bien, démosle algo de descanso al lado izquierdo de nuestro cerebro, soltemos un poco el cuerpo, vamos a balancear ligeramente los brazos…
Ahora practicaremos una técnica que consiste en visualizar referentes que nos ayuden a desarrollar o acceder a un tipo específico de conducta, actitud, cualidad o característica que consideremos sea necesaria para el logro de nuestras metas, para llevarnos mejor con los demás, para nuestro desarrollo personal, para sentirnos bien, para progresar en la vida, para vivir con más plenitud el día a día, para resolver un problema específico que nos esté agobiando, en fin...
Podría ser confianza, valor, asertividad, creatividad, calma, alegría, espontaneidad, paciencia, humor… la pieza del rompecabezas que nos haga falta para resolver algo en nuestra vida. Aquello de lo que carecemos o necesitamos desarrollar más.
Una característica que nos encantaría experimentar más y con mayor frecuencia en nosotros mismos.
Primero, comencemos por ser más específicos, démosle un nombre para empezar. Podemos seleccionar una o dos cualidades o rasgos pero no se recomienda que sean más de dos para que este ejercicio sea efectivo.
Una vez que hayamos identificado aquella característica buscada y habiéndole dado un nombre, continuaremos con este ejercicio.
Ahora, vamos a sentarnos bien en nuestro lugar, tratando de estar lo más erguidos que podamos, en la medida de nuestras posibilidades, pero sin forzar la pose, sin que nos provoque algun malestar físico.
Mantengamos las plantas de los pies tocando completamente el suelo.
Es mejor cerrar los ojos, no es imprescindible, pero por lo general es más fácil prestar atención a nuestro estado interior si así lo hacemos.
Ahora, demos un par de respiraciones profundas, que lleguen hasta nuestro abdomen, sin forzar nada, profundas pero naturales, que se sienta que llegan hasta la parte más baja del vientre.
Continuemos inhalando profunda pero naturalmente, que al respirar sintamos que llevamos aire fresco a nuestro cuerpo, oxígeno que llena todas y cada una de las células del organismo.
Y que cada exhalación nos dé la sensación que estamos liberando tensión, cada exhalación nos hace sentir más livianos, liberados de presión, soltando todo aquello que no nos hace falta.
Podemos ir acomodándonos en nuestro asiento, de tal forma que nos sintamos lo más confortables posible.
En cada exhalación nos vamos ablandando y relajando. En la respiración llevamos energía fresca que fluye alrededor de nosotros.
Vamos dejando a un lado cualquier tensión e incomodidad. Déjate llevar, invita al cuerpo a que suavice la mente, a que comience a aquietarse.
Mente y cuerpo se conjugan para entrar a un estado de relajación.
Cuando te sientas lo suficientemente relajado, transpórtate a un lugar que sea hermoso, seguro y tranquilo para ti, es algo así como soñar despierto. Puede ser un sitio en el que te haya gustado mucho haber estado alguna vez, en algún momento del pasado o incluso puede ser un escenario imaginario o una combinación de ambos, lo que importa es que te sientas muy bien al estar ahí… Mientras sea un lugar bello, pacífico y seguro.
Y si viene a tu mente más de un lugar, simplemente elige el que más te atraiga en este momento y siente que realmente estás ahí, tómate unos minutos para mirar a tu alrededor y notar todo lo que existe: observa los objetos, colores y formas. Trata de visualizar todo lo que existe en ese espacio, no te preocupes si algo no es muy vívido o claro, si está vago o son imágenes que van y vienen… es algo normal en este tipo de visualizaciones. Lo importante es que comienzes a sentir que de verdad estas ahí.
Es un hermoso lugar, nota lo que imaginas escuchar ahí, o si acaso hay silencio, trata de identificar los sonidos ¿Se escuchan aves, agua, viento, árboles, voces, risas, objetos?
Observa si hay un aroma o una fragancia especial en el ambiente, si el aire tiene alguna característica particular, ¿Hay humedad, está seco, hay brisa, viento, rocío..?
Trata de identificar qué hora es, ¿Es de noche, de día, está atardeciendo, amaneciendo?
Quizá incluso pudieras determinar qué época del año es.
Ahora, guiado por tus instintos recorre el lugar, tal como lo haría un perro o un gato, déjate deslumbrar por lo que estás experimentando como si fueras un bebé, sin juicios, sin ideas preconcebidas.
Busca un rincón en el que te sientas más a gusto, ponte cómodo o cómoda ahí y contempla todo por unos momentos.
Ahora piensa en la cualidad que deseas obtener, la característica, actitud o sentimiento que te gustaría sentir más.
Retrocede en tu memoria a algún momento en que tú mismo experimentaste, expresaste, demostraste contar con esa característica de forma excepcional, destacada.
Y si no recuerdas algún momento así, ubica la remembranza de alguien más mostrando esa cualidad en forma notable, puede ser una persona real, un personaje histórico o incluso un referente de ficción.
Ya que hayas identificado ese momento, imagina que te vuelves a encontrar ahí en ese tiempo y lugar, observa todo lo que ves, lo que escuchas, lo que sientes, sé testigo nuevamente de la experiencia.
Visualiza a la persona o a ti mismo, fíjate en los gestos, la postura, ánimo, la compañía, actitud, el sentimiento, el ambiente.
Imagínate estar en su mente: cuáles son sus ideas, sentimientos, motivaciones, necesidades, metas.
Permanece un momento contemplando la escena.
Ahora imagínate que puedes ver dentro de ese referente la característica que buscas, como si tuvieras una especie de rayos-x, en qué parte de su cuerpo se encuentra, qué color tiene, si acaso tiene alguna forma, movimiento. No hay problema si la imagen se vuelve algo vaga, esto es normal.
Extiende tus brazos hacía él o ella y con tus manos, extrae, toma esa energía materializada que es aquello que estás buscando, que necesitas.
Mantenla entre tus manos frente a ti, notas acaso que ha cambiado de color, de forma, tiene algún tipo de movimiento?
Mientras la tienes frente a ti, esta energía va cobrando fuerza, toma más poder, imagina que cuentas con una especie de control de volumen mediante el cual puedes ir aumentando a volundad la fuerza que tiene, se va alimentando de todo lo bueno y positivo que está ahí.
Ahora suavemente, amablemente y con gratitud, introduce esa energía en tu cuerpo, puede ser directo a tu cabeza, en tu pecho, estómago, extremidades.... Deja que tus instintos te guíen.
Y nuevamente utiliza ese control de volumen para aumentar su fuerza, su energía, pero ahora dentro de ti.
Por unos momentos tu ser se llena de su color y sientes una grata calidez.
Imagina todas las posibilidades que se te abren al contar con esa nueva cualidad, cómo cambiaría tu vida, cómo te sentirias...
Permanece un tiempo meditando al respecto.
Le echas un último vistazo a la escena y regresas paulatinamente a tu rincón hermoso, tranquilo y seguro.
Permaneces apreciando el lugar por algunos momentos, el tiempo que consideres necesario.
Finalmente, dejas que todas esas imágenes regresen a donde se generaron.
Vuelves a poner atención en las sensaciones de tu cuerpo, tus pies, tus piernas, tu vientre, tu espalda, tus brazos, tu pecho, tu cuello, tu cabeza, tu cara.
Escuchas los sonidos de tu alrededor, abres los ojos y te das cuenta que estás nuevamente en el momento presente, en el aquí y ahora.
Algo muy recomendable es que en una hoja de papel anotes tus reflexiones sobre la experiencia o si lo prefieres puedes hacer un dibujo, este autoreporte sólo va a ser para ti.
Esa experiencia que has generado siempre estará disponible cuando lo necesites, sólo tienes que pedirle a tu mente que te lleve a ese lugar.
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